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Disponer de un porche o una terraza cerrada es una idea seductora cuando se trata de sacar el máximo partido a los espacios exteriores del hogar, principalmente, cuando el clima reinante no acompaña. Poder hacer uso de estas superficies, incluso, si los termómetros no son demasiado alentadores o las precipitaciones son la tónica dominante, es un valor añadido a la funcionalidad del hogar. No obstante, existen ciertas normas o restricciones que hay que tener en cuenta a la hora de acometer el cerramiento de terrazas, jardines o balcones.
En ocasiones, sólo buscamos proveer de cierta protección los espacios exteriores y basta con una cubierta en forma de pérgola o toldo pero es posible que el proyecto sea más ambicioso y suponga la instalación de un cerramiento al uso. Las diferencias principales radican en el espacio a cubrir, cerrar o construir. Su superficie, ubicación y diseño particular determinará, en buena medida, los permisos o autorizaciones que hayamos de solicitar con el fin de evitar posibles sanciones que den al traste con la satisfacción de hacer un porche de obra cerrado acogedor en el hogar. ¿Quieres saber más al respecto? ¡Sigue leyendo!
Terrazas y balcones son escenarios en los que, con frecuencia, podemos enfrentarnos al dilema de dejarlos al aire libre o incorporar un cerramiento de terraza que permita ganar ese espacio para su uso y disfrute protegido de las inclemencias meteorológicas sin salir de casa. Generalmente, estos proyectos se acometen en viviendas en comunidad o, lo que es lo mismo, edificios con distintos pisos. Esa naturaleza de elemento comunitario las convierte en susceptibles de necesitar una licencia específica de obra mayor y, en consecuencia, es necesario el abono de la tasa correspondiente que asigna el Ayuntamiento en cada caso.
Esta misma institución será la que determine la viabilidad del proyecto en cuestión, pudiendo denegarla en función de la legislación urbanística correspondiente. Además antes de acometer cualquier cerramiento de este tipo, será necesario solicitar autorización a la comunidad. Sea como fuere, la falta de permisos puede suponer el inicio de un expediente sancionador cuya multa varía en función de la localidad.
Si lo que tienes en mente para tu balcón o terraza es la instalación de un toldo o pérgola que implique el uso de estructuras que soporten al mismo, los requerimientos son más sencillos. No será necesario que solicites licencia de obra pero, probablemente, hayas de comunicar tu intención a la administración y, en cualquier caso, será necesario acordar en comunidad los detalles de las lonas con el fin de atender a los condicionamientos estéticos del edificio en el que esté integrada tu vivienda.
Cuando las dimensiones de la terraza son lo suficientemente generosas hay quienes apuestan por el cerramiento de una superficie determinada de la misma. Si lo que estás pensando es construir tu porche de obra habrás de atender las mismas consideraciones que veíamos en el caso de los balcones, esto es, solicitud de licencia de obra menor y consenso de los vecinos. El precio de los porches acristalados variará, eso sí, en función de cuestiones como las dimensiones de la estructura o los propios materiales.
Siempre que instales una pérgola cuya presencia no suponga la construcción de una estructura autónoma y habitable que se traduzca en un incremento de la superficie de la vivienda, podrás construir tu porche cerrado sin permiso específico.
Como veíamos en el caso de los balcones, las normas que rigen la instalación de un toldo son mucho más flexibles. De hecho, en el caso de que vayas a colocar una estructura desmontable no será necesaria licencia alguna.
Al tratarse de elementos que proporcionan una protección mediante un cierre parcial que, en ningún caso, se alzan como elementos autónomos, su colocación te permitirá tener porches, más o menos cerrados en la terraza, sin necesidad de permisos especiales más allá de acordar con los vecinos, por ejemplo, la estética de las lonas.
El jardín es el escenario perfecto para hacer un porche de obra sin permisos. En líneas generales, este tipo de espacios permiten una mayor libertad de movimiento o, lo que es lo mismo, sus dimensiones abren un universo de posibilidades a la hora de poner en pie cerramientos sin tener que atender demasiado requisitos legales. Porches de madera, cerramientos acristalados, pérgolas… Hay muchas posibilidades.
Siempre y cuando la estructura que vayas a instalar no suponga tareas de albañilería ni aumento de la superficie construida, podrás colocar todo un abanico de estructuras que podrían definirse como temporales o precarias.
Las estructuras que soportan todo tipo de toldos también puede incorporarse al diseño de tu jardín y, aunque no son un cerramiento al uso para crear un porche totalmente cerrado, son un alternativa perfecta para crear un espacio coqueto, acogedor y protegido.
Recuerda que las normas tienen mucho de particular, esto es, dependen en buena medida del lugar en el que esté ubicada tu vivienda y, en consecuencia, lo mejor es conocer la normativa urbanística municipal antes de arriesgarte a sanciones por hacer tu porche cerrado sin permisos.
